La ciudadanía en el Estado ha hablado y mostrado sus preferencias. Deja tocado el bipartidismo, hunde la etapa del rodillo, la de la corrupción, la de los recortes, las actitudes prepotentes, el ninguneo, el dar la espalda a la sociedad, a sus inquietudes y necesidades. Demanda cercanía, renovación, regeneración, transparencia, humildad, acuerdos entre diferentes, respeto a la diversidad? En definitiva, exige cambio, una nueva forma de hacer política que tenga como principal eje a las personas.

No será fácil alumbrar una nueva etapa. Las inercias, los clichés del pasado marcarán el inicio de este periodo que se avecina. Pero es inevitable. A los partidos en declive les toca reflexionar sobre el porqué de su fracaso y abordar la renovación, de caras y modos de hacer política. Les toca actualizar su oferta si no quieren que su retroceso se acentúe, que la marea social, que es cada vez más fuerte, les lleve por delante? y a los emergentes les toca demostrar que son capaces de gestionar la diversidad que albergan y la que les circunda, que son hábiles a la hora de articular un proyecto ilusionante, incluyente, claro y viable. En caso contrario, la desilusión y desesperación les pasará, irremisiblemente, factura.

Las llamadas nacionalidades históricas somos diferentes. Reclamamos reconocimiento y respeto. Exigimos a un Estado que nos ningunea, que nos ha dado una y otra vez la espalda que nos escuche y tenga en cuenta. Queremos poder decidir libremente nuestro propio futuro. Queremos que nuestro autogobierno no sea continuamente laminado, que nuestro bienestar sea cuestionado. Es un contrasentido el poder defender toda aspiración por vías democráticas y el que no se habiliten los mecanismos necesarios para poder materializarlas. Es la gran asignatura pendiente de los partidos de ámbito estatal: reconocer que España en un Estado plurinacional.

En unas elecciones difíciles, donde los partidos de ámbito estatal han acaparado la atención de la mayoría de los medios de comunicación, donde se ha obviado la presencia de otras fuerzas y pretendido su desaparición, EAJ-PNV es la única fuerza abertzale que sale reforzada? es a la que se le ha encomendado, por enésima vez, defender los intereses de Euskadi en Madrid, no es la única, pero si la nuestra? y a su vez se le reclama que facilite un nuevo escenario en clave vasca. Porque nuestra prioridad es y será Euskadi.

Bildu recibe un severo varapalo. No es capaz de hacer una lectura de lo que está sucediendo. Sigue sin conectar con la realidad. Sigue mirándose a su propio ombligo, en su propio espejo, inmersa en sus propias inconsistencias, prioridades y anclada en su propio pasado. Es incapaz de cerrar un capítulo, el de la violencia, el de sus consecuencias y de abrir uno nuevo. En todo caso, en Euskadi, aquí también, independientemente de los resultados, no cerremos los ojos y oídos a lo que nos han transmitido nuestros convecinos? nuestros mayores, jóvenes, etc. Demandan bolsillos de cristal, puertas y ventanas abiertas, vocación de servicio a la ciudadanía, empatía, diálogo y acuerdos que redunden en su bienestar? nos exigen un nuevo modelo, una nueva forma de hacer las cosas, para crecer como sociedad y como pueblo. Una sociedad más justa, participativa, igualitaria y solidaria.