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El porqué de los éxitos de Isis

EL fenómeno “Isis” (“Estado Islámico de Irak y Gran Siria”), sus vertiginosos triunfos militares en el norte del Irak, pueden explicarse con una fórmula doblemente negativa: que en el país de los ciego el tuerto es rey; y que un pésimo gobierno, como el del iraquí Nuri al Maliki, origina irremediablemente grandes crisis.

Lo del tuerto va por el aspecto militar. Bastante más de la mitad de los soldados que defienden la causa de los radicales suníes son mercenarios europeos y asiáticos que han luchado contra las tropas gubernamentales en Siria y otros escenarios. Su preparación militar, su experiencia de combate y su motivación -¡monetaria!- es muy superior a la de casi todo el ejército iraquí, formado en su inmensa mayoría por unos reclutas que sólo ansían salir con vida de los enfrentamientos con los mercenarios.

Además, las luchas de Siria tuvieron en buena parte como escenario el desierto y los mercenarios han desarrollado allá una forma de lucha sumamente ágil y eficiente: organizados en pequeños grupos montados en furgonetas, pueden lanzar ataques puntuales demoledores y con una velocidad enorme contra las tropas iraquíes atrincheradas o acuarteladas en unos primitivos bunkers urbanos.

Por si todo esto no bastase, uno de los mayores problemas iniciales de Isis -la financiación de sus combatientes- ha mejorado espectacularmente gracias a la asesoría de Al Qaeda y, en vez de depender de los donativos de los petro árabes (Kuwait, Emiratos, Arabia Saudí, etc.), que pagaron sus primeras andanzas, Isis se financia ahora delictivamente con robos, chantajes, secuestros y “tarifas de protección”. Esta crece proporcionalmente al tamaño y riqueza de los territorios iraquíes conquistados.

Así y todo, la marcha triunfal de los mercenarios no se habría producido o se habría logrado con cruentas luchas, si Maliki hubiera tenido un mínimo de talento político. Pero en vez de gobernar en interés de todo el país, Maliki usó la jefatura del gobierno para perseguir en Irak a los que no eran chiíes como él, a los que habían colaborado con Saddam Hussein (así, los oficiales de graduación alta y media de Saddam quedaron excluidos de por vida de la carrera militar y ahora han ido a engrosar las filas de Isis) y a los kurdos les ha ido dando largas en la solución de su problema autonómico y étnico.

De esta forma, el Irak de Maliki -decir medio Irak sería más exacto- cuenta para su defensa con unos pocos regimientos de élite desplegados en torno a Bagdad, la predisposición iraní de intervenir en las luchas contra Isis si esta sigue avanzando (lo que enfrentaría a Irán con medio mundo) y una eventual “ayuda técnica” estadunidense que Obama se niega a definir y a prometer.

Y, naturalmente, con algún grave error político o militar de Isis, una eventualidad que en el complicado mundo del Oriente Medio no hay que descartar nunca?