la efeméride del 250 aniversario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (Rsbap) merece una reflexión que vaya más allá de la merecida felicitación. Tan señalada referencia histórica ha de servir para mirar al pasado, aprender de experiencias ya vividas y proyectar lo vivido sobre un futuro al que debemos mirar con esperanza. Sin caer en la autocomplacencia, sin dormirnos en los laureles, sin confiar en que la mera inercia resuelva nuestros serios problemas sociales y de país, haciendo una prospección como los caballeritos de Azkoitia realizaron ya en el siglo XVIII, los vascos debemos poner las luces largas y pensar qué sociedad queremos para futuras generaciones, cómo deseamos construir colectivamente nuestro futuro.
Esta dura crisis exacerba la búsqueda de soluciones individuales, del "sálvese quien pueda", de la vuelta a la autarquía. Con frecuencia, la crisis gripa el motor de nuestra solidaridad y nubla el horizonte futuro, incapaz de ser visionado por encima de las aspiraciones individuales de cada persona. Y en este catártico y duro contexto, la Rsbap y sus miembros debemos elevar el listón de la generosidad vital, social e intelectual, para ser capaces de ilustrar desde la humildad y el conocimiento a esta sociedad, aportar reflexiones que permitan civilizar colectivamente ese futuro de nuestra sociedad vasca. El significado profundo de los valores que dieron origen a la fundación de nuestra Bascongada ha de estar más presente que nunca. Mantener nuestras señas de identidad, ser fieles al legado histórico recibido no ha de ser fruto de la mera inercia, sino el justo reconocimiento a quienes supieron adelantarse a su tiempo. Somos hijos del wolframio -"aislado", descubierto por los hermanos Delhuyar en el laboratorium quimicum del Real Seminario de Bergara-, no debe cegarnos la postmodernidad glamurosa del silicio.
El gusto por el trabajo bien hecho, el ejercicio de responsabilidad individual y colectiva en beneficio del bien social común son valores a preservar y revalorizar. El altruismo intelectual, alejado de egos y vanidades individuales, la visión compartida de un proyecto ha de seguir siendo referente de nuestro actuar. Vivimos un presente acelerado, sin tiempo para la reflexión y el debate sosegado. La política vive presa de la cronocompetencia, todo ha de materializarse rápido, la urgencia atrapa el presente y nos olvidamos del pasado, sus enseñanzas y su proyección hacia el futuro. Nuestra razón de ser como Rsbap impulsa la exigencia de seguir siendo fieles a nuestro pasado, a nuestros fines y objetivos, y proyectar ese amor hacia el país, ese deseo de ser útiles al país desde nuestra aportación reflexiva, serena, constructiva anclada en el presente e impulsada hacia la creación de campos de reflexión que aporten esperanza, ilusión, motivación, espíritu de mejora y superación.
La Bascongada ha trabajado siempre desde la humildad intelectual, gestando proyectos útiles para la sociedad vasca, convertidos ahora en realidades autónomas y que desarrollan su papel creador en áreas como el Derecho, la cultura, las ciencias o el euskera. La omnisciencia queda para los sabios. Por ello, trabajar en auzolan, poner en común nuestros atomizados conocimientos al servicio de un objetivo social común, ha sido seña de identidad y dique frente a individualismos que frenen la visión conjunta de país y la interdisciplinariedad necesaria para avanzar en un proyecto común, coordinado desde lo heterogénea, desde la diversidad de concepciones y de conocimientos. Nuestra Rsbap ha de desarrollar y potenciar cuantos temas puedan estar vinculados al pasado, al presente y al futuro; debe estar presente en la historia, cultura, sociedad, literatura, en la educación, en la economía, en la nueva Europa y en el mundo, en las ciencias, en las nuevas técnicas y metodologías. Debemos trabajar en todos los campos que puedan fortalecer las inteligencias, las voluntades, el conocimiento, el progreso y la adecuada convivencia de las personas, estrechando lazos entre los vascos y tratando de alcanzar para el país el emplazamiento que le corresponde y merece en la historia, el mundo y la cultura actual.
El paralelismo entre las circunstancias del nacimiento de nuestra Rsbap y el contexto social actual, y el hecho de que aquel proyecto del siglo XVIII se fundamentase en bases metodológicas y en planteamientos que hoy han adquirido una primacía ideológica impensable hace unas generaciones debe servir para incentivar nuestra laboriosidad. Ojalá sea así, y el modelo de la Bascongada subsista otros 250 años más. Será la prueba del éxito y de la utilidad social de un trabajo de reflexión más necesario que nunca.