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Te echamos la culpa, pero no es verdad

Te echamos la culpa, pero no es verdadP. Viñas

SE pongan como se pongan los doctos del asunto futbolístico, la culpa la tiene el árbitro, y punto en boca. Yo creo que este Undiano Mallenco le tiene tirria al Athletic, así que el hincha acudió a San Mamés con un mal pálpito: pita Undiano, maldita sea.

El hincha tiene sus códigos y sus manías y por eso también va al fútbol, para expulsar las cosillas internas, y arrojar sus fobias, y cantar sus alegrías, por supuesto, y el árbitro tiene mucha prestancia en este juego emocional. Pero el hincha también cocina sus demonios internos con la casuística, y por ahí encontró terribles presagios: de las veintiocho ocasiones en las que el trencilla navarro había dirigido al Athletic, tan sólo en cuatro ocasiones los leones acabaron victoriosos. Por si fuera poco Undiano, encima, iba de luto riguroso, o de negro cafre, según se mire, de tal modo que el hincha en cuando le vio con esa traza se dijo: esto pinta mal.

Y tan mal que pintó. Perdió el Athletic cuando se las prometía tan felices sabido que la víspera el Villarreal, su inmediato perseguidor, había palmado en toda regla ante el Celta, un partido en el que, esta vez sí, un auténtico cafre, en la acepción bárbara y cruel, arrojó un bote de gas lacrimógeno para joder a todo el personal allá presente.

En San Mamés, a la mínima, el hincha rojiblanco por pedir, pidió a coro que mandaran a Undiano a la nevera, porque el hincha de la Catedral (por algo está el sobrenombre), que sabe un huevo de fútbol, veía de sobra lo que en realidad estaba pasando: que el árbitro, manías al margen, no tenía la culpa del descalabro, ni mucho menos. El Athletic tenía una caraja evidente, entre otros considerandos porque el Espanyol acertó a tomarle la justa medida, como el pasado lunes hizo el Celta en Balaídos, acogotándole y vaciándole de ideas con una presión adelantada. Tendida la trampa, el Athletic no supo salir de la misma, lo cual es preocupante, pues dos rivales a los que presuntamente había que ganar, han puesto en solfa la buena traza que luce el equipo diseñado por Ernesto Valverde.

Sin embargo, ¿cómo se les puede reprochar algo a los chicos, con lo encantados que estamos? En consecuencia, ¡Undiano, vete a freír espárragos!, y por ahí se fue evacuando el desasosiego del gentío, que ni tan siquiera cuando empató Gurpegi tuvo claro la esperanza en otra remontada.

Hace un año, el Espanyol asomó por San Mamés por estas fechas. Exactamente un 10 de febrero, en la jornada 23, y mejor ni acordarse de lo que pasó. Un 0-4 rotundo, bochornoso, macerado de una forma casi mimética: partiendo de una presión adelantada y vigorosa, que atolondró a los muchachos de Marcelo Bielsa. A falta de Undiano, la parroquia cargó entonces sus frustraciones contra Gorka Iraizoz, que al siguiente partido fue relevado en la portería por Raúl Fernández, aunque el experimento fue efímero. Iraizoz confesó poco después su desgarro por el rechazo mancomunado. "Sentí mucha pena, mucho dolor", dijo. Ayer, en una jugada en la que el balón se le escurrió de entre las manos, fugazmente recordamos al Iraizoz de hace un año, al meta inconsistente y repudiado, pero eso fue hace un año, porque ahora lo tenemos en palmitas, y se le aplaude, porque es de rigor.

Iraizoz representa en cierto modo el paradigma de la transformación experimentada por el Athletic bajo la dirección de Valverde. Hace un año, tras la vigésimo tercera jornada, el Athletic ocupaba la decimoquinta plaza, con 26 puntos. Ahora, con un partido más, sigue firme en la cuarta posición, con 44 puntos. Casi el doble.

Sin embargo este ¿accidente? ocurre precisamente cuando Valverde y su tropa se dejan de zarandajas y proclaman a todo viento que el objetivo del Athletic debe ser alcanzar la cuarta plaza, o sea, meterse en la Champions, junto a los más grandes de Europa. La derrota debe provocar una reflexión, porque ya son tres jornadas consecutivas sin ganar, y para colmo estaba la dichosa cuestión: ¿quién será el primer equipo que ganará al Athletic en San Mamés? Lo fue el Atlético de Madrid en la Copa, y en la Liga ha sido el Espanyol.

"El Espanyol profana el santuario", leo por internet en un titular. ¡Amén Jesús! También en eso hay una moraleja. El nuevo San Mamés ya se ha convertido en algo cotidiano. Incluso en la derrota.