Los tres Reyes Magos asomaron horas antes del partido por la balconada del Ayuntamiento donostiarra agitando con fruición bufandas con los colores blanquiazules. Me quedé atónito. Enseguida deduje que tamaña propensión hacia el equipo txuri-urdin no podía ser en homenaje a su colega Alfonso XIII, asiduo veraneante junto a la aristocracia de la época en tan hermosa ciudad, que en 1910 le concedió en gracia al club el título de Real. Para mí que aquello fue una alcaldada en toda regla de Juan Carlos Izagirre, que por muy batasuno y antimonárquico que sea sabe torear cuando le interesa y procede, el muy ladrón. Aún recuerdo a Odon Elorza, su incontinente antecesor, levitando en el palco de Anoeta de puro gozo mientras la hinchada hacía la ola en el graderío ante aquella histórica tunda (5-0, temporada 1994-95).

Ya sé que estos Melchor, Gaspar y Baltasar de pacotilla tampoco pudieron abstraerse del evento, pues estaban pagados por el Ayuntamiento, el derbi vasco es el partido de referencia para la afición local, y la victoria tiene el vigor de una Tamborrada adelantada. Pero me dio como un mal pálpito y me dije: me parece...

Y el me parece, sucedió. Es decir, imaginé a un Athletic superior en juego y jerarquía; que no se rinde, pero que acaba palmándola en toda regla, con un rotundo 2-0 que para nada refleja el fútbol desplegado en Anoeta por ambos contendientes, pero que rinde culto y pleitesía a la máxima de este invento: los goles.

Porque el Athletic tuvo el partido en sus manos y acabó entregándolo a su adversario después de atestiguar su impotencia. En cierto modo se puede añadir que el encuentro no lo ganó la Real Sociedad. Lo perdió el equipo rojiblanco con su impericia descomunal en el momento de resolver las numerosas jugadas que se elaboraron en las inmediaciones del área txuri-urdin.

Entonces me acordé de Melchor, Gaspar y Baltasar agitando las bufandas blanquiazules en los prolegómenos del encuentro y caí en la cuenta de que el asunto a lo peor no fue un guiño del alcalde donostiarra para fundir los dos asuntos en un mismo ritual mágico. A lo peor lo muy cabrones consintieron tamaña donosura hacia la afición local, obviando en consecuencia la recíproca en la del contrario, para así alimentar a lo largo de la temporada una pugna que se antoja apasionante, pues no es lo mismo que el Athletic, de haber vencido, se marche a siete puntos de distancia cuando aún no se ha alcanzado el ecuador del campeonato liguero que se quede a uno solo de su entrañable enemigo, aventurando un apasionante competencia por conseguir al final la cuarta plaza, la llave que abre las puertas a la Liga de Campeones.

O sea, que a lo mejor lo hicieron adrede, en un alarde de buenismo, los muy... Porque no es normal que en minuto 43 Griezmann, que hasta entonces ni se le había visto, apareciera de súbito para rematar la pelota desde fuera del área, y que el rechace de Iraizoz fuera justo a donde estaba el menudo centrocampista galo, que a la segunda logró un gol inaudito por tanta casualidad.

Tampoco parece normal que cada vez que los futbolistas del Athletic se acercaban al área rival elaborando la jugada siempre cedieran la pelota a uno de la Real, como si fueran víctimas de una ofuscación de ritual, dejando al meta Bravo prácticamente inédito. Para mí que en eso estuvo la mano de Gaspar, que llegó a la Adoración desde Persia o por ahí, y se conocía al dedillo la fórmula mágica empleada en la caótica construcción de la Torre de Babel.

Y qué me dicen de la ofuscación de Ernesto Valverde, que está empeñado en meter a De Marcos como sea en la alineación, postergando a la suplencia a Iraola, con lo cual también dejó en desamparo a Susaeta, que acabó sin su gran referente; desatinado y finalmente deprimido. Cuando el técnico rojiblanco enmendó la plana, situando al polivalente alavés por la izquierda, el Athletic equilibró mas su juego y reforzó su abrumadora superioridad, obligando a la Real a recurrir al espíritu de Benito Díaz, que hizo famoso el cerrojazo. ¿Y la desorientación de Aduriz?, que para una clara que tuvo encogió el pie en vez de rematar a bocajarro, algo absolutamente inhabitual en él.

En la Real acabaron muy contentos con su quinta victoria consecutiva y ante quien se ha logrado. Del Athletic ya se tiene un dato más: es mejor. Solo que los Reyes Magos estaban de un capricho, los muy...