SON tiempos de esperanza. Las últimas previsiones económicas y financieras, dicen los responsables políticos, son positivas y permiten vislumbrar los primeros rayos de sol que se abren paso en medio del negro horizonte que nos ha acompañado en los últimos años con la amenaza de perpetuarse. Ahora bien, junto a los síntomas que mejoran la perspectiva de futuro, persiste un contexto real, cuyas incógnitas no han sido despejadas. Más aún, la contaminación lumínica y mediática, compañera de viaje en estas fechas navideñas para estimular el consumo, puede ser un factor que impida ver con claridad el futuro porque toda luz enviada hacia los espacios donde no es necesaria, no proporciona visibilidad y es un despilfarro de energía y dinero.
Semejante contaminación impide ver, en un supuesto balance financiero alegórico a la situación económica, pasivos como son el aumento del paro, la caída en el consumo, la restricción de crédito, la deuda pública o el déficit presupuestario, los grandes males no subsanados. Existen, no obstante, activos esperanzadores. Por ejemplo, los acuerdos cerrados por los partidos políticos en materia presupuestaria para las tres diputaciones forales y el Gobierno vasco constituyen un inequívoco factor positivo en la medida que proyecta una estabilidad inusual en los últimos tiempos, como también lo son la reforma fiscal y el compromiso de Kutxabank de líneas crediticias a las empresas.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, hablaba esta semana de "confianza" en el inicio de la recuperación de la economía vasca, argumentando las "buenas expectativas" en el sector industrial y las cifras "récord" en exportaciones, que permiten adelantar la previsión de un incremento del 0,9% en el PIB de 2014. "Estamos dejando atrás la recesión; todos los indicadores apuntan un leve comienzo del crecimiento", señaló en sede parlamentaria, pero al hablar de la creación de empleo, solo indicó que el paro "se va a estabilizar".
Es decir, nada nuevo respecto a lo manifestado por el lehendakari hace un año, cuando decía que, una vez superado 2013, el año 2014 se plantea "difícil", aunque estimaba que será en este ejercicio cuando la situación económica comience a "remontar con una base sólida". Y con similar prudencia se mostró en la entrevista publicada por DEIA ayer domingo. Pues bien, las empresas vascas ratifican tales previsiones cuando aseguran que "no sabemos ni cuándo ni cómo vamos a arrancar. Las empresas están tocando fondo, pero estamos demasiado abajo".
Por tanto, pongamos la esperanza en cuarentena. En este sentido hay argumentos que invitan a la prudencia en Euskadi porque 2014 va a ser un año muy exigente para la economía vasca. La crisis ha acentuado las desigualdades en Europa, como lo demuestra la última estadística de la agencia europea Eurostat, publicada el jueves pasado sobre los datos de renta por habitante en 2012, el indicador más empleado para medir si la brecha económica se achica o se amplía donde se constata que ha empeorado la posición relativa de España que ahora sitúa en el 96% de la media europea, lo que significa volver a las cifras de hace 14 años. Se desconoce el desglose por regiones, pero, afortunadamente, se puede adelantar que el retroceso ha sido mucho menor en Euskadi.
De cualquier forma, estamos en la UE y, en su escenario económico, financiero y laboral, los actores no siguen el texto de un hipotético libreto comunitario, sino que responden a los intereses de los países a los que representan. Cada cual hace valer su poder para imponer su criterio e impugnar los del resto. Así, esta semana hemos podido ver como Alemania disciplinaba unilateralmente el proyecto del Mecanismo Único de Resolución (MUR), el segundo pilar de la unión bancaria, que permitirá liquidar bancos problemáticos de la zona euro.
Dada la escasa influencia que parecen tener los ministros españoles en la UE y que las medidas que se toman en Bruselas repercuten en la economía vasca, las últimas imposiciones alemanas proyectan dos primeras preguntas: ¿Por qué razón se quiere poner en marcha el MUR?? ¿Acaso persisten entidades bancarias en riesgo de liquidación?
Sin olvidar una tercera interrogante: ¿Para qué necesitamos la Comisión Europea, si son los países miembros más poderosos quienes marcan la política a seguir en los temas más importantes?
Frente a esta incertidumbre, la estabilidad presupuestaria en Euskadi permitirá concentrar los esfuerzos en fortalecer la economía vasca para hacerla menos vulnerable en el contexto europeo.
Los buenos indicadores deben consolidarse sin interferencia políticas o partidarias.