Síguenos en redes sociales:

El dinero que voló y el nido del pájaro

Preso de patas en la rica miel de los panales, el nombre de Bárcenas despierta terrores nocturnos -y diurnos, y vespertinos...- en quienes tuvieron contacto con él. Temen, sobre todo, que pida una guitarra y se ponga a cantar durante el recreo del patio de prisión con una letra llena de mensajes, lo que se llama canción comprometida o canción protesta. Es curioso los extraños caminos que coge el dinero y es extraño el curioso asombro de quienes todavía creen que solo es posible ganarlo con el sudor de su frente. Lo descubrió hace años Léon Bloy, escritor francés. Suya fue la clarividencia de decir que para saber qué opinión tiene Dios del dinero solo hay que fijarse en la gente a la que se lo da. O la que permite que se apropie de él, cabría añadir para hacer vigente esta frase en el siglo XXI.

Hoy escuchamos que aquellas compensaciones que recibió Iñaki Prego tras su salida de Metro Bilbao son inmorales. Aquellas y muchas otras, todo hay que decirlo. No está claro que el dinero que voló lo hiciese sin permiso de navegación aérea -con la ley en la mano se pueden cometer actos reprobables, como ha demostrado la Historia en miles de ocasiones...-, pero sí parece injusto que tomase tierra en el nido de algún pájaro. Hoy, cuando las indemnizaciones reinan por su ausencia, duele ver que aún queda quien pone un elevado precio a su adiós.

No es educado hablar de dinero. Esa enseñanza ha quedado impresa en la memoria de miles de ciudadanos que no quieren oír hablar de estas cuestiones, no sea que el café se les amargue. Pero menos cortés parece, hay que decirlo, que haya quien piense que tras el silencio se esconde su pírrica victoria. Meses después, a Prego van a pedirle cuentas. ¿Podrán hacerlo con todas las de la ley? Esa es la duda. Antaño eso no importaba tanto. Al fin y al cabo se intuía que el infractor no iba poder vivir con su conciencia. Era antaño, digo. Cuando la conciencia todavía no se había extinguido de nuestros corazones. Hoy oyes hablar de ella y piensas: ¿será una leyenda urbana?