El arbitraje del belga Sébastien Delferiere se puede calificar de contemplativo. El colegiado no quiso desentonar en un mal partido de ambos equipos y en el que tampoco estuvo demasiado acertado, sobre todo en el primer tiempo. En el minuto 12 del encuentro, el central Zapotocny agarró claramente a Fernando Llorente dentro del área en un balón pasado en la que no señaló la infracción. Minutos después, al saque de un córner, hubo un doble penalti por agarrones al de Rincón de Soto y Aymeric Laporte, ambos muy descarados y en los que tampoco señaló nada. Luego llevó el partido con pocos problemas, salvo algunas faltas en el centro del campo con pequeños matices caseros, por lo que se puede catalogar como un arbitraje sin pena ni gloria, pero verde para partidos más importantes.

No sé de quién ha salido la idea, y no me vale eso de que es el más antiguo de la plantilla, para que en el último partido de competición europea en el campo de San Mamés, se le conceda el honor de ser el capitán del Athletic a Fernando Llorente, un jugador que ha renegado de jugar en el conjunto rojiblanco la próxima temporada. Y además, es muy importante que el club le diga algo al señor Marcelo Bielsa para que nunca más lleve el brazalete, pues no es digno de capitanear a nuestro Athletic, que es el sentimiento de un pueblo y un escudo que él no siente.

Será triste que en los recuerdos de La Catedral, en el último partido de competición europea, aparezca un capitán que despreció la mayor oferta que ha realizado el Athletic a un jugador a lo largo de su historia. A mí me ha molestado.

Por otra parte, quiero destacar la excelente actuación del joven defensa Aymeric Laporte, que nos ha dejado pinceladas de calidad, aunque tendrá que demostrarlo en diversas oportunidades que esperamos que tenga por parte de Bielsa, dado que Fernando Amorebieta todavía no nos ha dicho nada de su continuidad en el club.