EL orgullo magiar, muy a menudo rayano en la egolatría, ha sido una de las características históricas de Hungría y que a lo largo de la Historia le ha costado muy caro al país en más de una ocasión. Pero la faceta más nociva de esta querencia al culto del yo es probablemente la última pirueta de Ferenc Gyurcsány, ex primer ministro y ex jefe del socialismo húngaro: ha abandonado el MSZP (Partido Socialista) para poder fundar su propio partido, la Coalición Democrática de ideología liberal.

La maniobra no es original en la historia política magiar ni sorprende mayormente en un hombre que es todo ambición y millones. Lo que asombra es que Gyurcsány haya dado el paso justamente cuando la escisión socialista más puede beneficiar a su mayor enemigo personal y político, el actual jefe de Gobierno conservador Victor Orbán. Porque Gyurcsány se ha movido desde el hundimiento del comunismo en Hungría acuciado por dos motores. Uno fue y es una ambición ilimitada tanto en la esfera financiera como en la pública; el otro ha sido y es la enemistad personal -correspondida- con Orbán.

Tal vez esta rivalidad se deba al paralelismo de sus carreras. Los dos entraron en la política democrática con una sólida formación marxista, adquirida en la organización de las Juventudes Comunistas y ambos contaron con la ayuda de los cuadros del partido que siguieron en la estructura administrativa del país ya democratizado. Los dos llegaron a millonarios también a caballo de las privatizaciones a dedo que hicieron los mandatarios excomunistas al traspasar la República a los demócratas.

Solo que aquí Gyurcsány le aventajó a Orbán porque emprendió la carrera de millonario aún en los últimos días del comunismo, cuando le 'patrocinó' su suegra, que era la jefa -y factótum- de gabinete del legendario Gyula Horn, el dirigente comunista que abrió la frontera con Austria para que la pudiesen cruzar todos los ciudadanos de la Alemania del Este refugiados en Hungría que ya no soportaban el comunismo estalinista.

Ni Orbán ni Gyurcsány lo tuvieron fácil en los comienzos de la democracia porque encabezaban partidos en que militaba gente de todas las tendencias. Con el paso del tiempo el MSZP, que había comenzado como agrupación liberal, acabó aposentándose en el ideario socialista en tanto que el partido de Orbán (FIDESZ) -que también comenzó como liberal- se transformó en conservador nacionalista.

El paralelismo Orbán/Gyurcsány se acabó cuando éste alcanzo grandes triunfos electorales, endeudó hasta las orejas al país y se endiosó hasta no tener en torno a si más que enemigos… Que se apresuraron a desollarle políticamente cuando confesó haber mentido al electorado sobre la situación económica real de Hungría con tal de ganar los comicios.

A partir de ese momento comenzó el declive de Gyurcsány dentro del MSZP y del escenario político magiar. El último episodio de este declive ha sido la salida del partido socialista -llevándose diez diputados- para fundar un nuevo partido liberal.

Esto fortalece enormemente al FIDESZ en el Parlamento, pero para un hombre tan ambicioso como Gyurcsány este es un mal transitorio (los cambios de poder son frecuentes en el Parlamento magiar). Lo importante es que ahora vuelve a tener plena libertad de movimientos para vender a muy buen precio los favores políticos de su propia agrupación.