El Athletic de Mr. Shepherd y Frank Sinatra
Ahora, cuando entra en escena San Mamés como punta de lanza de un Athletic que mira a Europa, es la hora de invocar al Athletic de Frank Sinatra, un equipo que juega a su manera, con la entrega a flor de piel y la vista puesta en la portería contraria. Hoy, cuando aún se especula con la trama urdida en el Nou Camp para salir airoso de esa novela de alta tensión propuesta por Guardiola y los suyos, habrá que convenir que todas las estrategias son legítimas y ninguna tiene importancia: lo que importa es lo que se hace con ellas. Se ha cantado la gesta de Barcelona porque, como recordaba bien Borges, "la felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí." Fue una hermosa derrota, sí. Un partido de rompe y rasga. Y hay quien concede a Joaquín Caparrós el beneficio de ser capaz de leer el fútbol de seda china que hilvanan en aquellos espléndidos telares.
¿Pesa tanto la mano del entrenador sobre un terreno de juego...? Ésa es la pregunta que se repite desde hace un siglo. Se cumplen este año cien desde que el Athletic contratara, allá en 1911, al primer entrenador de su historia: Mr. Shepherd, un técnico fornido como un búfalo de poblados bigotones. Duró en el cargo mes y medio, lo que tampoco es una plusmarca de longevidad. Pero a las órdenes de aquel hombre, y empapados de toda la influencia británica que caía sobre el Athletic, ocurrió algo prodigioso: el equipo adquirió lo que aún hoy es su ADN, un estilo de juego basado en lo que se llamó entonces fútbol fuerza (y que algunos también conocieron por estilo inglés...), basado en la potencia física de los jugadores, en su capacidad para correr, saltar, y golpear la pelota, en su posicionamiento sobre el terreno y en las jugadas de estrategia. No era aquel deporte lo que hoy es: un conglomerado de envolventes, esquemas y emboscadas, bocetos y anteproyectos digno de la cartografía de guerra del mismísimo Napoleón.
La moneda está en el aire y su cara o cruz se libra en San Mamés, donde se anuncian cinco partidos morrocotudos. El éxito depende de cómo se afronten; sin con espadas de acero o con caballos de cartón. ¿Está llamado el Athletic a jugar el viejo fútbol inglés...? Quizás no sea aconsejable tanta simpleza, pero si los jugadores sienten aquel aliento no habrá entrenador que les pare.