Con el Athletic de vigilia y cómodamente asentado en su plaza europea, el asunto futbolístico se percibe de otra manera. Se sabe que sus perseguidores han frenado en seco, lo cual ofrece una perspectiva relajante para las bravas huestes de Joaquín Caparrós a la espera de acontecimientos en Mallorca.

Conviene recordar que el mundillo del fútbol se altera con la menor circunstancia y no te digo nada si encima se pone solemne y adquiere su dimensión religiosa. Entonces es capaz de vaciar de feligresía a la mismísima Iglesia, tal y como ocurrirá cuando el Real Madrid y el Barça disputen la final de la Copa en pleno Miércoles Santo. Ese día y a esa hora no sale de procesión ni Dios.

Aplastados por la competencia del partido sideral, la Asociación de Cofradías y Hermandades ha puesto el grito en el cielo, nunca mejor dicho, y solicitado a Villar por escrito que reflexione y mire hacia lo más profundo de su corazón católico. Recuerde sus jubilosas peregrinaciones a Santiago para besar con fruición al santo apóstol. Su promesa de andar hasta Roma empujado por su profunda fe; o llevando la Copa del Mundo de obispado en archidiócesis como si fuera el Santo Grial; o con qué cara irá dentro de poco de visita al mismísmo Vaticano para rendirle pleitesía al Papa, alardeando de campeón futbolístico y su más humilde servidor, y al mismo tiempo jode el negocio de las procesiones de Semana Santa con el dichoso Barça-Madrid.

Villar, majo, que no se puede poner una vela a Cristo y otra al diablo y quedarse tan pancho. Si alardeas de meapilas, atente a las consecuencias, le han dicho desde la citada Sociedad, con sede en Mengíbar (Jaén), que también ha ido con la queja al mismísimo don Juan Carlos, muy cristiano el hombre y sobradamente respetuoso con las tradiciones, como puede atestiguar con su empleo de rey.

Así que el pío Villar está en un sinvivir, sacudido por un problema de conciencia descomunal que probablemente resolverá escondiendo la cabeza debajo del ala, como acostumbra, y rezando después cuarenta avemarías, más veinticinco padrenuestros, amén de prometer por la salvación de su alma otro peregrinaje a cualquier lejano sacromonte.

Porque mucho me temo que la fecha del Barça-Real Madrid, el próximo 20 de abril, Miércoles Santo, no la mueve ni San Judas Tadeo, patrón de los Imposibles. ¿Tendrá que ver en todo esto la decisión de monseñor Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, de promulgar un decreto igualando en derechos a mujeres y hombres de las cofradías y hermandades en previsión de una masiva fuga de parroquianos?

A la espera de tan atractiva cita, Barça y Real Madrid han acercado distancias en la Liga después de resolver sendos partidos con mucha guasa. Porque tiene guasa que sea precisamente el Sporting del campechano Manolo Preciado, aquel técnico que capitaneó la revuelta popular contra Mourinho, quien pare en seco la meteórica marcha azulgrana, haciéndole de paso un enorme favor al engreído entrenador luso; o que fuera precisamente David Villa, amamantado en la cantera del club gijonés, quien evitara males mayores al equipo azulgrana anotando el gol del empate de precisa vaselina.

No tiene guasa en cambio, sino mucha lógica y enjundia, que el Real Madrid lograra arrancar la victoria en el campo del Espanyol jugando con diez hombres, tras la expulsión de Iker Casillas, durante 88 minutos; pues como todo el mundo sabe el club perico es una especie de filial blanca en el proceloso universo catalanista, que tiene al Barça como amante y blasón, y los amigos están para las ocasiones.

Tampoco sorprende lo más mínimo que Osasuna perdiera el derbi contra la Real Sociedad en Anoeta, no en vano el equipo rojillo lleva desde el 31 de enero de 2010 sin ganar en estadio ajeno, rara circunstancia que ha provocado la caída del club navarro en puestos de descenso y la defenestración definitiva de su enérgico entrenador, José Antonio Camacho, que probablemente pondrá el punto y final a su aventura osasunista.

La Real, en cambio, se ha sumado a la carrera europea, así que a partir de ahora los primos donostiarras son competidores directos del Athletic en la cosa, quién lo iba a decir de un recién ascendido. Pero semejante circunstancia la mira el león de solaz en Mallorca, tumbado sobre la atalaya de sus siete puntos de distancia. Y eso, sin jugar aún la jornada.