dentro de no mucho tiempo veremos jugar al Athletic a las doce del mediodía, como ya sucede en la Liga italiana, para que en Asia puedan seguir el partido en directo y a hora cristiana. Son las concesiones que los clubes deben hacer a los canales televisivos, que son quienes básicamente sufragan y amamantan el negocio futbolístico y a cuyos gestores les importa un pito los ancestrales rituales del hincha con tal de expandir el negocio por la poderosa China. A poco que se descuiden, a más de uno le va a pillar el partido en plena gaupasa. Y punto en boca. Ya sucedió con la pelota, donde los frontones se pintaron de verde para que los encuentros pudieran retransmitirse por televisión; se acabó incluso con el inveterado ángelus, ¡madre del amor hermoso!, clamaron entonces los puristas, y ahora resulta que no se puede ni tan siquiera fumar.
Corren tiempos de cambios profundos, para bien y para mal, y lo primero que hacen las cadenas cuando fichan a sus gestores es caparles los escrúpulos, de tal forma que donde antes podíamos asomarnos por un torrente continuo de noticias a través de la CNN+ ahora aparecen unos tíos tirados, tocándose la barriga o la teta izquierda de alguna chorba balbuceante y también medio desparramada por algún rincón de la casa. Al parecer, este fenómeno es lo que la gente demanda en base a profundos estudios de mercadotecnia llevados a cabo por Telecinco, la cadena responsable de perpetrar el terrible desafuero, divinizar a Belén Esteban o elevar la telebasura a categoría sacramental.
Así que vayan acostumbrándose a extraños horarios futbolísticos, aunque peor futuro le aguarda a esta página, pues en vez de Los lunes de resaca tendrá que llamarse el pálpito del pitoniso, otro fenómeno que esos mismos programadores capados de escrúpulos han enraizado en la madrugada televisiva aprovechándose cicateramente de la angustia y desesperación humana.
Puestos en función adivinadora, ya veo y puedo proclamar sin lugar a duda la victoria rojiblanca en base a:
Uno. Jamás el Athletic ha perdido con el Hércules en San Mamés.
Dos. Ya ganó en Alicante y tiene siete puntos más que su rival luego, consecuentemente, es superior.
Tres. No habrá viento sur, sino más bien un frío que levanta la boina.
Cuatro. Los leones, en justo pago al sacrificio del personal, expuesto al rigor del día, horario y la inclemencia climatológica harán un sincero sobreesfuerzo para complacerles.
Cinco. Fernando Llorente y el resto de la tropa llevan ocho días sin partido alguno de competición, ergo estarán más descansados que los haraganes de Gran Hermano.
Seis. El Athletic podrá así alcanzar por fin un puesto europeo, proclamado objetivo, conocida la derrota del Atlético de Madrid en Gijón, salvo que sean tan sinsorgos de dejarse escapar tamaña oportunidad.
Siete. Porque sí.
A la espera de aconteceres, siempre nos quedará el Real Madrid, que malamente derrotó al Mallorca con un gol de Benzema, el segundo que anota en la Liga, circunstancia que no le libró de la bronca; o la procelosa vida de Mourinho, que ayer volvió a dar fe de su abigarrada capacidad de sembrar la cizaña con un desaire descomunal al filósofo Valdano, que sigue tragando lo que sea del técnico luso con tal de aferrarse a un cargo vacío de ética y sustancia.