Por delante, por delante llevan los hombres lo más interesante! Así rezaba la letra de una copla de cuplé que hizo fortuna en el Bilbao de principios de siglo, cuando cualquier picardía de salón era recibida con alborozo. La he recordado al leer la historia de un bombero de cuarenta años que nos refresca la memoria: la existencia de vocaciones que jamás están fuera de servicio. Sin uniforme y fuera del horario regular hizo algo extraordinario: salvar a una mujer acorralada por las llamas. Conozco algunos funcionarios que consideran la gesta un agravio: ha trabajado fuera de horario. Quizás por eso, para que no haya represalias, el hombre guarda anonimato. Los sindicatos tienen muy malas pulgas con quienes se salen del carril.

¿Carril, he dicho carril...? Es una de las palabras estrellas del día. Descarrilaron los horarios de Renfe merced a una avería del tren que va a Orduña, un puerto que el miércoles recobró sus legendarias dificultades de acceso, como en los viejos tiempos de la nieve. También traquetea el tren correo que trae noticias sobre el porvenir del metro, sobre todo cuando al echar las cartas del tarot sale el naipe de Castro Urdiales. El diputado general, José Luis Bilbao, recuerda que él y los suyos (que somos nosotros...) financian la mitad de cualquier proyecto que lleve el matasellos de Metro Bilbao. No entran en sus planes proyectos que traspasen las fronteras y se anuncia tormenta.

Más apacibles son los vientos que susurran el nombre de Bilbao entre los montes de Shanghai. Ha comenzado la cuenta atrás del despegue de Bilbao en la exposición universal. Se calcula que cerca de 14 millones de chinos viajarán dentro de poco en calidad de turistas. Nadie los ha contado, pero sospecho que son más, muchos más, los que cogieron en marcha el Oportunidad Express y recorren medio mundo en busca de un lugar donde sembrar la semilla de su negocio, bazares de medio pelo en su inmensa mayoría. La fórmula, que no tiene el copyright de franquicia de Mao Tse Tung, hace fortuna en todas las culturas, en las más variopintas civilizaciones. Bilbao va ahora a llamarles la atención. A los turistas, claro está. A los otros, a los hijos comerciales de Gengis Khan, no hay quien les tosa.