EL programa de ETB-2 La noche de... no siempre ofrece grandes películas, pero lo que nunca falla es el prólogo de Félix Linares. De hecho, son muchas las semanas en las que la presentación tiene más audiencia que la cinta que se emite a continuación. Es tal la cantidad de datos curiosos, imágenes inéditas y gazapos que cualquier espectador, no sólo los cinéfilos, queda enganchado, pero cualquiera que conozca este mundillo (o que lea los créditos) sabe que detrás del presentador hay un sólido equipo de documentalistas y guionistas que han encontrado en Linares el mejor vendedor posible: el que conoce el producto y le gusta. Este martes, además de los entresijos de Oh Jerusalem -la película del día- y de la habitual sección dedicada a los vascos en Hollywood, La noche de... se preguntó algo que ha rondado muchas veces por la cabeza de todos los aficionados al séptimo arte: ¿por qué las estrellas actuales no tienen el glamour de las de antes? Como ejemplo de carisma, el programa eligió a uno de los actores que han traspasado la barrera del tiempo, Steve McQueen, que la próxima semana habría cumplido 80 años si el cáncer no le hubiera situado en el panteón de las leyendas con 50. Como dijo Linares, este actor era cool antes de que nadie supiera lo que significaba. También contó que fue un delincuente juvenil, que pasó por un reformatorio y que, a pesar de lo que se dice, no rodaba las escenas de riesgo porque las aseguradoras no se lo permitían. Además descubrió que era "un robaescenas" y para ilustrarlo emitió imágenes de Los 7 magníficos en las que eran evidentes sus esfuerzos para desviar la atención de la estrella de este western, Yul Brinner. Sin embargo, quienes eligieron las películas para recordar a este icono se olvidaron de una cinta injustamente menospreciada por pertener al género de catástrofes, El coloso en llamas, donde McQueen encarna al valiente jefe de bomberos que trabaja codo con codo con otro grande de la pantalla, Paul Newman. ¿Cómo es posible que no hubiera un recuerdo para esta pareja?
