Los indigentes están estresados, no hay más que verlos: ojerosos, despeinados, irascibles... Y es normal, porque últimamente no tienen ni un momento de reposo. Cuando no aparecen los de Callejeros a las tres de la mañana para preguntarles si les jode dormir al raso, son los de Comando Actualidad quienes les exigen que describan los productos a punto de caducar que componen su menú diario. Al paso que vamos, no me extrañaría que, cuando la TDT esté a pleno rendimiento, tengamos que importar mendigos para surtir a tanto programa de televisión con conciencia social y falto de presupuesto para hacer otra cosa que callejear. El programa Invisibles, de Antena 3, ha supuesto una vuelta de tuerca para el sector de los sin techo, ya de por sí muy presionado, porque les ha cargado durante diez días con un famoso. Sí, con un famoso acostumbrado a los lujos que les ha seguido como un perrillo hambriento y asustado. Bueno, es un decir, porque esa aventura que empezaron Blanca Fernández Ochoa, Sofía Mazagatos, Miguel Temprano y Yeyo Llagostera tenía trampa. No es lo mismo dormir en un cajero con un ojo abierto por si entra un descerebrado con un bidón de gasolina que hacerlo con una cámara de televisión montando guardia a una prudente distancia. En los reality shows que se escenifican al otro lado de esa tele que nos mira, nada es lo que parece. Por eso, daba un poco de grima ver a Sofía Mazagatos compungida comer donuts pasados de fecha y dormir sobre cartones cuando de su mochila sobresalía su perrito de peluche. Curiosamente, fueron los desheredados sociales los que en más de una ocasión dieron la talla con su humanidad descarnada. El domingo terminó el programa y los famosos regresaron a sus hogares cargados de buenos propósitos. Esa noche, los vagabundos volvieron a dormir en la calle. Sólo cabe esperar que estas curas de lujo se pongan de moda y un empresario avispado les contrate como guías de ricachones por ese Madrid de miseria. Igual se forran todos.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
