Como ciudadano preocupado por la sanidad pública vasca, me resulta desconcertante comprobar que en las oposiciones médicas de Osakidetza el conocimiento del euskera puede llegar a puntuar más del doble que un doctorado cum laude en Medicina. Esta situación, lejos de ser anecdótica, está plenamente documentada en convocatorias recientes.

Entiendo y respeto que el euskera sea lengua cooficial, y que exista un derecho a ser atendido en esa lengua. Pero me pregunto si priorizar el idioma sobre los méritos clínicos y científicos no acaba perjudicando tanto a los médicos como a los propios pacientes. Euskadi es una comunidad con recursos económicos, sanitarios y formativos muy por encima de la media estatal.

Sin embargo, según un reciente informe publicado por El Mundo, el Hospital Universitario de Araba aparece en el puesto 84 del ranking nacional de hospitales públicos, muy por debajo de centros de comunidades con menor dotación presupuestaria. ¿Realmente estamos seleccionando a los mejores profesionales? ¿O estamos cerrando la puerta a médicos altamente cualificados por no tener un B2 en euskera?

Talento médico

La población vasca tiene derecho a una atención sanitaria competente, y eso pasa por atraer y retener el mejor talento médico disponible. No es incompatible promover el euskera y, al mismo tiempo, valorar adecuadamente la experiencia, la investigación y el conocimiento clínico. Desde la máxima consideración, animo a que se reabra este debate. No para restar valor a esta lengua, sino para garantizar una sanidad pública justa, inclusiva y competente.