Hasta qué punto nuestras instituciones públicas con sus gobernantes al frente, no tienen su parte de culpa de tantas víctimas, bien de índole machista, vicaria, delictiva o causadas por mentes enfermas. Cuando escribo estas líneas una menor ha sido degollada por su padre, otra muerte inútil y evitable; habría que preguntar si se habían tomado las medidas oportunas, así como si en todas ellas no debía previamente priorizarse la educación y el tratamiento adecuado para estas personas ejecutantes. La sociedad también tenemos algo que hacer al respecto.

En definitiva, ¿se ponen los medios adecuados y necesarios para evitar o al menos disminuir estas barbaries por quienes nos gobiernan y deben velar por los ciudadanos?, hasta qué punto influyen la pobreza, la desatención a la salud mental y el factor educacional, junto al respeto a la vida.

Muévanse para prevenir y no para lamentar, con fotos incluidas.