Si en el edificio en el que vivimos hay un tonto (porque hace tonterías), no se nos ocurre decir, que “todos somos tontos”, todo lo contrario, se le personaliza de forma inmediata, ni nadie normal y ajeno a ese lugar, lo señalaría como “el edificio de los tontos”. Pues bien, respetémonos y empecemos a hablar así cuando pasa algo peculiar y estrambótico en situaciones como en el apagón o en la pandemia, y un sector minoritario de la sociedad hace estupideces acaparando cosas o extendiendo bulos. No somos una sociedad emparanoiada, acaparadora o estúpida, pero hay personas que sí lo son.

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