Las mías son pocas, pero muy claras. Denodadas por sus señorías ilustrísimas del dinero y la religión: en cuestión de economía y sociedad, los marxistas, anarquistas y gente de ese pelo; sin rayar en la devoción. En moderno, tal como Yanis Varoufakis, Marx, Federico García Lorca, Federica Monseny, Pepe Mugica y José Saramago, ese portugués que lo nombraron Premio Nobel y que creía que el hombre más sabio que había conocido era su abuelo, analfabeto, que no sabía leer ni escribir y que antes de morir abrazó a los árboles de la huerta, donde cultivaba con su abuela, además de hortalizas y frutales, ver las estrellas. Esas son algunas referencias, pocas pero claras.