Vamos de culo y cuesta abajo porque ya no podemos comprar pan, porque se han acabado las existencias y porque no podemos pagar con la tarjeta, si la tienda ha podido abrir la persiana y la puerta eléctricas. El mundo se ha paralizado porque se ha ido la luz. Hemos vuelto a la edad media de un golpe, llenos de cacharrería electrónica; y vale más saber hacer pan, tener harina y agua, que el mayor tesoro del mundo. Los bomberos y los guardias suben la cotización, porque nos tienen que rescatar de ascensores, trenes, autobuses y escaleras eléctricas. Un mundo maravilloso para histéricos y ecologistas. Y mientras tanto, vivimos como si no nos fuéramos a morir nunca. Que no cunda el pánico. La vida sigue. Hi arteraino bizi, han arte ez izi. Vive hasta que te mueras, no te asustes hasta llegar allí.
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