Sus estimadas señorías. Al parecer, les hace mucha gracia a una parte de nuestros y nuestras representantes que, en la votación en el Congreso del pasado miércoles 24 de enero, donde se votaba un decreto, que entre otras cuestiones incluía la revalorización de las pensiones, ayudas al transporte, a damnificados por la dana y otra serie como digo de medidas sociales, votaron en contra de todas estas medidas, con risas en alguna de las bancadas de ciertos grupos parlamentarios. Como si les hiciera una tremenda gracia que mejorar la vida de sus conciudadanos, no fuese con ellos o directamente les importe una higa (disculpen la expresión). Todo fueron disculpas o rocambolescas razones para no convalidar dichas medidas. De todas y cada una de ellas, creo que ninguna carece de un marcado carácter social. Claro está que alguna de ellas moleste a ciertas energéticas, pobrecitas ellas, con unos beneficios casi indecentes. La gracia y la risa la tendrán los usuarios de transportes públicos, jubilados pensionistas o viudas, por nombrar lo más inmediato. Después nos cuentan que sí hubieran aprobado alguna de esas medidas. ¿En qué quedamos? No están o estamos para más esperas o dilaciones. Supongo que desde sus confortables escaños tienen otra perspectiva, aunque solo les sirvan para calentarlos, con cierta risa.