Es como se tendría que llamar esos regímenes en apariencia democráticos pero en la que las mentiras, los bulos, las patrañas y los engaños están totalmente normalizados sin castigo alguno, y si lo hay, son totalmente y colosalmente desproporcionados y a destiempo en su desmentido (cientos de horas en las difamaciones, segundos para el desmentido) de esas falsedades que tanto efecto hacen en la ciudadanía de menos raciocinio, más débiles..., y que son como las armas virtuales en un golpe a una democracia indefensa, ya que son perversas mentiras constantes que abarcan en casi la totalidad de los medios de comunicación, en las que de forma machacona se transmite diariamente noticias falsas que atemorizan a la sociedad menos informada y más manipulable. A eso no se le puede llamar democracia, es una muy elaborada estafa democrática, a la cual se legitima con total descaro y cinismo.
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