La libertad, iluminado al mundo. Así se encarna con forma de mujer esa estatua, al estilo de una antigua matrona romana, con su toga, con su antorcha, iluminando la libertad de un pueblo, el de Estados Unidos de Norteamérica, cuna por excelencia de aquellos millones de inmigrantes que llegaban a aquel puerto en busca de una vida mejor, lejos de las miserias, de las guerras y de tantas injusticias. En definitiva, buscaban la tierra de la libertad. ¿Les suena? Aquel sueño americano acabaría conformado en buena parte los actuales y modernos EE.UU., que parece de repente olvidar su propia historia, la de sus ancestros, que durante generaciones construyeron aquel sueño americano, del que tantas veces hemos oído y visto hablar. No parece que corran buenos tiempos para esa libertad ( al menos en bastante tiempo). Una libertad como la que aquellos primitivos inmigrantes esperaban encontrar a su llegada, a aquel puerto de Nueva York, donde luce orgullosa, regalo de la entonces república francesa a la jovencísima democracia estadounidense. Las recientes elecciones, a la presidencia del país, así como las legislativas y un largo etc., dejan un panorama en el que aparentemente (no se molesten algunos o algunas nostálgicos) ha triunfado todo lo contrario a los valores de nuestra dama de la libertad. ¿Ha fracasado aquel sueño, de aquellos y aquellos que llegaron buscando esa antorcha de la libertad? Solo el tiempo podrá definirlo o sentenciarlo. Pero ahora mismo, ya llora la libertad.

Envío de cartas a cartas@deia.eus

NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 500 caracteres y deben estar identificadas con nombre y apellidos de su autor, así como la dirección, teléfono y el DNI. DEIA se reserva el derecho a la edición.