Guardianas de la tierra
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El 15 de octubre hemos rendido homenaje (no siempre lo suficientemente reconocido) al importantísimo papel que desempeñan desde los albores de la humanidad a las guardianas de la tierra, nuestras mujeres rurales. A ellas les debemos gran parte del sustento alimenticio de nuestro planeta, con sus conocimientos ancestrales, en muchos casos, transmitidos de generación en generación, sobre todo en aquellos países, con menos recursos económicos o en vías de desarrollo, donde su trabajo para el cuidado de las preciadas semillas, su contribución a la igualdad de oportunidades y su empoderamiento, son dignas de elogio y ejemplo, donde como digo, les ha tocado en suerte crecer como mujeres. En lo que llamamos el primer mundo tampoco les fue fácil a esas guardianas de la tierra, sobre todo en los siglos pasados, donde ya de por sí los derechos de las mujeres eran prácticamente inexistentes, así que nos imaginaremos los de las del mundo rural, sostenes de la casa y la unidad familiar. Los y las que hemos crecido o vivido en ese entorno rural y tenemos ya una cierta edad, recordaremos con cierta añoranza o nostalgia aquel trabajo incansable de nuestras antepasadas amamas. Afortunadamente en nuestro presente actual, nuestras guardianas desempeñan su labor algo más desahogadas pero igualmente pendientes de esa tierra, de esos alimentos que nos siguen proporcionando, si cabe con más empeño o pasión que sus antepasadas. Nunca las olvidemos, siempre muy presentes.