El principal y más importante cometido de un gobierno democrático -quédense con esto último- es sin duda aprobar unos presupuestos generales del Estado para el buen funcionamiento de sus instituciones (ministerios, comunidades autónomas y organismos locales, como los ayuntamientos, etc.). Es, sin duda, la ley de leyes. El actual gobierno de coalición lleva ya un tiempo inmerso recabando los apoyos para aprobar esas cuentas. No parece que lo tenga fácil, pero recordemos que esas cuentas, que esos presupuestos son esperados por todos los enumerados anteriormente. Damos por supuesto que la labor -por llamarlo de alguna manera- del principal partido de la oposición es oponerse a tales cuentas, como lo hacen también otras fuerzas políticas que piden esto y aquello. De no aprobarse primero la llamada senda de déficit, CCAA y esos ayuntamientos dejarán de percibir unas buenas ayudas, que son para todos. Difícil de explicar para quienes les votan, ¿no creen? El Gobierno ha afirmado que presentará las cuentas. Hará falta mucho sentido de Estado, que primará ante todo, para que estas cosas del comer salgan adelante. Será igualmente difícil de explicar a los y las votantes de los partidos citados anteriormente que esas cuentas no salgan adelante, como previsiblemente parece. Pues eso mismo, explíquenselo.
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