Asociamos a los militares con la guerra y es lógico ya que de ellos depende perfeccionar su arte en el adiestramiento de los soldados para combatir y defendernos llegado el caso. La palabra militar tiene un sinónimo muy bello que irradia y emana entrega, heroicidad y romanticismo: Castrense.

Los hay que piensan que la milicia es una institución rancia y casposa que está de sobra en la sociedad; consideran que las maniobras es jugar a la guerra y que su labor no aporta nada. ¿Nada? ¿A quién acudimos cuando la naturaleza nos ataca con catástrofes de todo tipo?

Hace unos días, un vizcaino de nombre Álex, ingresado en un hospital de Tailandia en estado crítico, ha podido ser repatriado gracias exclusivamente a ellos. El enfermo ha sido trasladado en un avión militar medicalizado con un equipo de 27 personas todos militares a su exclusivo servicio. Nadie se atrevía a llevar a cabo el operativo, todo eran pegas, excusas y falta de voluntad.

Un compatriota, podíamos haber sido cualquiera de nosotros, que gracias a una intervención militar ha podido regresar; sirven, protegen y defienden al pueblo ya que ellos provienen de él. Misión cumplida; no sé ni me importa a cuánto ha ascendido el importe de la factura de este operativo para traer a Álex de vuelta a España; lo prioritario es que salve la vida y que muchos prejuicios se desvanezcan.

Como bien nacido expreso emocionado mi agradecimiento al estamento militar: Benetan, eskerrik asko, mila esker. Álex, ongi etorri.