El popurrí consiste en un mezcla de cosas diferentes, especialmente si son extrañas o confusas. A día de hoy en España, el trabajo y el quehacer político y periodístico está plagado de popurrís, tejemanejes y maniobras de todo tipo, que tienen a la población asustada, atemorizada por como con sus acciones se puede alterar el clima de tranquilidad en la sociedad. Los partidos que lideran la política española de forma tozuda y prepotente buscan aplastar cualquier aspiración por parte de uno u otro. Mientras los partidos minoritarios, separatistas, republicanos miran asombrados el desenlace de esta lucha bipartidista. Las y los ciudadanos, trabajadores a sueldo, pensionistas, miran su vida diaria, su nómina, su pensión, su salud, los precios de la alimentación y aquellos gastos necesarios para subsistir medianamente. Existe un largo trecho social entre unos y otros, los poderosos y ricos, la clase media y los desfavorecidos socialmente. Y es que aquí, el popurrí político todo va relacionado cuando existen mentes expertas y altamente inteligentes en amoldar a la opinión pública y apartarla de cualquier tema candente que pueda perjudicar al gobierno en cuestión.