Lorca, en su A las cinco de la Tarde, describe con desesperación la muerte de su amigo torero, Sánchez Mejías... La merma de progreso y libertades en cinco autonomías, con el PP entregando a Vox cargos relevantes mil veces negados con excusas blandiblú, es otra fatal cornada, cuya hemorragia, río de conquistas presentes, morirán en cuanto el fúnebre pasado consiga su anhelado retroceso. Las promesas se olvidan y se disimulan entre pliegues de cinismo político. Cinismo que mira hacia etapas prehistóricas y del bajo palio. Y, hombre, colocar a negacionistas al frente de responsabilidades medioambientales, produce estupor y una visión reduccionista de un problema llamado cambio climático… Y mientras tanto, aplaudimos a la FIFA por descubrir de repente que, en el machista deporte rey, existen más espinas que rosas y más loores a dirigentes deplorables, que respaldo a la parte más débil, salvo honrosas excepciones. Por mencionar un desventurado ejemplo -hay bastantes más- señalaré la opinión equidistante de un jugador relevante del Real Madrid: “Ambos, presidente y jugadora, están sufriendo…”. Y mientras tanto, el fugitivo Puigdemont, baja el tono y hace de sereno portador de las llaves de investidura presidencial. Y mientras tanto, la opaca Arabia Saudí, vuelve a salir de compras millonarias, para cabreo de Bruselas y sus límites tradicionales de “propiedad de las compañías”. Y mientras tanto, el Poder Judicial sigue sin ser renovado, pero se escandaliza por la visita de Yolanda Díaz y no contra quien incumple la Constitución. Por cierto, España es plurilingüe. ¿A qué viene tanto alboroto?