Hay que acabar antes que tarde con la sangría de muertes en el mar causadas por la emigración que no cesa, así como también con la misma ya que todo ser humano tiene derecho a vivir en su tierra con un trabajo digno, donde se respeten los derechos humanos y con su esfuerzo salga adelante, algo que impiden los gobiernos corruptos y dictatoriales que permiten la intervención de las mafias para actuar fomentando esa salida de miles y miles de personas en busca de mejorar su vida, en tanto la ONU, la Unión Europea y otras instituciones internacionales miran para otro lado sin terminar de poner en marcha los mecanismos necesarios para evitar ambas sangrías.
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