En el hipotético caso de que Dani Alves fuese inocente de la agresión sexual de la que se le acusa (y por la que la Justicia ha decretado prisión incondicional), el tipo se merece un escarmiento y el susto que, sin duda, se está llevando. Menuda falta de respeto hacia su esposa, cuando la mujer acaba de perder a su madre, estar de farra y ligoteo con los amigotes. En este tipo de situaciones se ve la calidad humana de las personas y en este caso, la de Dani Alves parece que deja mucho que desear.