Dos milenios después del Niño y el pesebre, en un mundo globalizado lleno de dolor, guerras y miedos, al filo de otra Navidad, no nos llegó el mensaje o lo hemos dejado en visto. PAZ Y AMOR, decía. Tres únicas palabras. Estaremos de acuerdo en que no hay suficiente coraje para asumir tan grande desafío.