Al pasar por el municipio de Ortuella montado en la línea 3336 de Bizkaibus, no he podido evitar pensar en Ucrania. Al pasar frente el andén de la estación de Renfe y ver el estado en que se encuentra desde noviembre del año pasado: parece como si hubiera impactado un misil contra él. Hasta tal punto es su destrucción, que los trenes no paran en dicha estación. Más adelante de dicho andén, se encuentra uno con edificaciones abandonadas en estado de ruina, sin techo y derruidas como si hubieran impactado en ellas granadas de mortero, pero lo más impresionante son los pabellones Burdilan, de la empresa de Jabyer Fernández, que parecen que han sufrido un bombardeo y posteriormente un saqueo del enemigo. Muy próximo a ellos, hay otros pabellones junto al campo de fútbol, abandonados en estado comatoso, con el techo y puertas destrozadas. Estas ruinas son propicias para que pueda ocurrir una desgracia, en especial a la chavalería o a algún osado buscador de chatarra. Supongo que alguien tendrá la responsabilidad y la autoridad para dar solución a a esta peligrosa y catastrófica situación. Acuérdense de Zaldibar.