La delincuencia ciudadana es lo que con más facilidad hierve la sangre a la ciudadanía, pero me gustaría que se focalizara esa misma rabia y rechado vehemente a los grandes defraudadores, que dejan de aportar cantidades ingentes de dinero para la mejora de la comunidad a la que pertenecemos, y que en ocasiones son los culpables de forma indirecta de sucesos de inseguridad ciudadana. Es complicado tener esta visión, por la dificultad per se y también por la cobardía que supondría enfrentarse al poder engominado, en vez de hacerlo con la facilidad con la que se hace al pequeño pero muy molestó y desagradable delincuente común.