Era un hombre pequeño y acomplejado que necesitó para hacer valer su falsa hombría, conspirar, asesinar y levantarse en armas contra el gobierno legítimo a quien juró lealtad. Fue ayudado por potencias extranjeras nazis y fascistas, que utilizaron esta tierra como laboratorio experimental para su guerra mundial, sembrando el horror y la muerte a su paso. Era un hombre pequeño, mediocre y traidor que no dudó en utilizar a la Iglesia corrupta, pederasta y oscura, para extender la cultura del miedo y la represión mientras él desfilaba bajo palio jaleado por gentuza sin alma ni escrúpulos. Pequeño, pero gran dictador y asesino, que terminó su vida ordenando ejecutar las últimas penas de muerte. Inmisericordes siempre, tú y los tuyos. Para ti, todo mi desprecio. A tus seguidores y familiares les deseo tu misma medicina: miedo, persecución, torturas y dolor. Que no descanses nunca, porque mis muertos no lo hacen todavía.