Desgraciadamente, queda evidenciado que los gobiernos de los países de la Unión Europea siguen dando su apoyo -económico, museístico y publicitario- a los garabatos e inextricables esoterismos abstractos e instalaciones, menospreciando, silenciando y marginando las artes figurativas que son las propias de la nuestra civilización. George Steiner ya se preguntaba hace 43 años “por qué las tradiciones humanísticas han resultado una barrera tan débil contra la bestialidad política”. El eufemísticamente llamado “arte contemporáneo” es el arte de la nada y no va más allá de ser una farsa y una quimera...