Salam Aleikum. He ido con mi nieto a un parque y allí estaban dos niños al cuidado de una mujer musulmana, vestida toda de negro y con el hiyab en su cabeza, a la cual acompañaba su hija, algo mayor que los niños a su cuidado. Tres buenos detalles de esta mujer, me han demostrado su bondad y su exquisita educación. Ha ofrecido enseguida el columpio que ocupaba uno de los niños a mi nieto. Ha encontrado el otro niño un dinosaurio en un banco del parque y le ha dicho que después de jugar con él, lo dejase en el mismo lugar para que lo recogiera el niño que lo habría olvidado. En otro momento, quería uno de los niños aplastar un insecto con un palo y le ha sugerido con toda clase de explicaciones que jugara con él, pero que lo dejara vivir. Esta cariñosa mujer no ha dejado de estar atenta a los niños a su cargo y jugar con ellos, juegos en los que ha participado, activamente, su hija, parecían, la verdad, tres hermanos, aunque no lo fueran, jugando alegremente. Después de pasar un rato muy agradable en el parque, puedo decir de los inmigrantes ¡que vengan muchos!