La libre competencia y la libertad de expresión no pueden ser la patente de corso para que las personas más sin escrúpulos de la sociedad campen a sus anchas, y la creciente afluencia de las casa de apuestas, con todo el daño previsible y calculado que están acometiendo, los anuncios alarmantes, constante y “escalofriantes” de las empresas de alarmas, así como las grandes mentiras que se están legitimando en la política es una buena prueba del título de esta breve epístola.