Dos tercios de las personas mayores de 65 años dicen no tener relación con menores de 35 años que no sean de su familia y ese contacto es ocasional. En numerosos casos el sentimiento de soledad se agudiza. Por otra parte, dadas las circunstancias de las parejas con hijos, los niños tienen contacto cada vez más frecuentemente con sus aitites y amamas, lo cual es enriquecedor para unos y otros. Los encuentros intergeneraciones, es decir, aquellos que reúnen a personas mayores con niños situados en una franja de edad entre los 4 y los 12 años, son cada vez más habituales en las sociedades europeas, debido a los beneficios que aportan tanto a aquéllas como a éstos. Así lo afirman numerosos estudios sociológicos, psicológicos y médicos. Reunir a personas con una diferencia generacional grande despierta gran afecto y respeto de forma bidireccional. Entre los beneficios para los niños: la transmisión de conocimientos y experiencias, aprenden a ver el proceso de envejecimiento de forma más natural, su trato con los mayores se vuelve más atractivo y considerado, pierden la aprensión a bastones, sillas de ruedas y arrugas. Contribuye a normalizar. A los mayores: les proporciona la expectativa de una relación, de un futuro, rompe sus rutinas, mejora su autoestima. Tiene efectos positivos en las cuatro esferas del envejecimiento (social, mental, funcional y clínica). Mejora su calidad de vida. Es importante que mayores y peques compartan momentos.