Desde los 6 o 7 años, iba yo con mi madre. Y luego muchas veces solo, o con mis amigos y amigas. Hoy cumplo 65 años y también voy a ir. Qué maravilla es ver el agua limpia. Sin galipó, como llamábamos al petróleo de los barcos. En aquella época se nos pegaba a los dedos de los pies. Ahora, tenemos arena limpia, sin cristales rotos, ni porquería de ningún tipo. Solo arena y agua azul como una moqueta beis y como el cielo. Y con los 4 socorristas que atienden a inválidos como yo, situados junto al hotel Igeretxe, con horario de 11 a h 19 horas en julio y agosto. Y muchas cosas más que me hacen pensar que muchas veces no es cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor. Muchas gracias, a las numerosas personas que habéis hecho posible depurar los vertidos de todas partes y limpiar todo.