Ante los últimos acontecimientos del Gobierno español me confirmo aún más en mi condición de “nacionalista vasco”.

Los motivos son bien sencillos, para cualquier bien pensante; no hace falta más que darse una vuelta por el resto de comunidades del Estado español y prestar oídos a la gente de la calle para escuchar frases como: “Qué envidia os tenemos a vascos y catalanes, en sanidad, educación y en la calidad que ponéis a los proyectos que estáis desarrollando con la autonomía que tenéis”.

Ahora entiendo y se me antoja más fácil decir “soy nacionalista” y no me bajaré del burro, sino todo lo contrario; ¿si tuviésemos aún más autonomía? Pienso que era la apuesta del exlehendakari Juan José Ibarretxe. Yo apuesto por ella.

Hemos llegado a un momento en que cada vez está más claro como entramos en esta pseudodemocracia que nos han vendido. La derecha ganó la Guerra Civil española y Franco murió en la cama; por lo tanto no ha habido transición, sino todo lo contrario se ha seguido paso a paso, aquello de “todo atado y bien atado”

Ahora los catalanes pretenden “desatar ese nudo gordiano” que nos pusieron los nacionalistas españoles, y eso no, señores; ya va siendo hora de que reconozcan que aquello que se hizo hace 40 años necesita revisarse y ajustarse a los tiempos que vivimos, siglo XXI.