No puede ser de otra forma. La pasión está de un lado y el potencial también. El contacto con la ciudadanía siempre acaba siendo frágil y temporal y llega cuando hay que ponerse manos a la obra y olvidar la primera persona del plural porque llega el choque de trenes con la realidad. La ciudadanía curtida en esto de las votaciones sabe que el cartel electoral durará más que la promesa escuchada y lo único que busca es que ese acuerdo tácito yo te voto, tu me arreglas los problemas se lleve a cabo con el resultado conocido por todos, porque desconocemos la capacidad de la otra parte contratante. Trufadas las cabezas de intenciones dispares, solo queda pensar en Bilbao, Gasteiz, Ajangiz, Murueta, Gernika, Santurtzi, Getxo, Lezama, Donostia, Amurrio, Portu, Carranza, Hernani... Y no en porque nosotros, sabemos, pensamos, haremos... para que transcurrido el tiempo los desastres sin cuento, que a buen seguro llegarán, no se pongan en el debe de la ciudadanía que ha ejercido su derecho democrático.