Seguramente una de ellas es la dirección correcta para terminar la crisis y tener trabajo en el País Vasco. ¿Sería coger el camino de la independencia lo más evocado o capaz para llemar a los espíritus contra la absorcióncentralista y la enfermedad, y lo más provocador? La suma de datos y de testimonios que tengo hablan de que los ciudadanos vascos dicen la verdad cuando consideran al presidente del gobierno español forastero y alejado de los valores democráticos. El problema que parece tener es calenturas en la cabeza durante el invierno, lo cual es más propio de una mente enferma, porque juega al escondite y se escapa a una habitación cerrada y acorazada. El humanista francés Rabelais, del siglo XVI, cuando estuvo enfermo pidió que le envolvieran en un chubasquero con capucha y dijo: “Dichosos los que mueren en el Señor”. Pitágoras a sus discípulos griegos les decía: “Nunca habléis bien de otro político” y esto parece que se ha convertido en una práctica generalizada en nuestros días, cuando el presidente español aprovecha, en un bosque de árboles y matas, para presentar solo el habitáculo que ocupa y contiene a él y a los suyos.