La salvajada cometida con el funicular de Artxanda por una banda de sociópatas me mueve a hacer un llamamiento a los diferentes servicios policiales operativos en Bilbao para que intensifiquen su lucha contra los grafiteros que dañan la propiedad privada y los bienes comunes con una impunidad pasmosa.
Me gustaría saber cuántos de estos delincuentes que afean Bilbao con sus sprays han pagado en el último año una multa o han cumplido servicios sociales para reparar el daño causado. Y para ello hace falta también la colaboración ciudadana en la denuncia y persecución de estos salvajes.
Hay familias con problemas incluso para comer, mientras nos gastamos ingentes cantidades de dinero en borrar las mamarrachadas de cuatro sinvergüenzas.