Cuando los vecinos de un barrio se manifiestan para reclamar más seguridad en sus calles algo muy gordo esta pasando. La dejadez de las instituciones es un caldo de cultivo para nuevos y viejos conflictos.

Quienes hablan de multiculturalidad en San Francisco hace mucho que no se dan una vuelta por nuestro distrito. Los ciudadanos de Bilbao La Vieja no nos resignamos a convivir con la marginalidad, con la ley de la selva, con la ausencia de las más básicas reglas de civismo. Lo único que solicitamos de nuestros gobernantes es la tranquilidad de poder abrir la puerta de nuestra casa sin que nos partan la cara. Es tan sencillo como eso.

Lo que está fallando en nuestro barrio es el estado de derecho en su conjunto, es la garantía que deben dar los gobernantes a sus ciudadanos de que su integridad física es respetada, de que la tranquilidad de sus hogares no es violada por ruidos u olores molestos, de que sus negocios y sus clientes son respetados. No pedimos dinero, no pedimos subvenciones, no pedimos equipamientos… Pedimos algo tan básico como poder abrir la puerta de nuestra casa sin que nos partan la cara.