El día 14 de octubre fallecía Vicente Laiseka Mendizabal, abertzale de siempre. Yo le conocí allá por los años 60, cuando ser nacionalista vasco era un problema, puesto que cualquier comentario suponía la cárcel. Qué voy a contar de esa época a los que como a mí nos toco vivir la dictadura, pero a pesar de la represión de Franco y sus secuaces, muchas personas de este País, entre los que se encontraba Vicente, no estábamos de acuerdo con su forma de actuar y en lo que pudimos nos opusimos.
Juntamente con Vicente quiero recordar en estas líneas a Daniel Sesumaga, Iñaki Solaegi, Manuel Gurrutxaga, Antón Landa, etc., y otros muchos que con él vivieron momento duros, sin pararse a pensar los problemas de tipo personal y económico que la oposición al régimen fascista pudiese conllevar. Todos ellos dejaron honda huella en mí y en otros como yo, cito a los más cercanos a él y si me olvido de alguno desde aquí pido perdón a sus familiares, ya que a los que me estoy refiriendo hoy son todos difuntos.
Lo que sí es cierto es que ninguno de ellos ocupó cargos relevantes, ni en política ni en sus respectivos trabajos, por lo que además de sus familias y su círculo de amigos nadie les homenajeó como merecían. Todos ellos fueron personas sencillas, sin títulos, pero consecuentes con una idea, por eso yo desde aquí quiero rendirles mi pequeño homenaje, recordándoles y dejando claro que este tipo de personas fueron y siguen siendo pilares importantes en nuestro pueblo, por lo que supone un ejemplo para todas aquellas personas que seguimos trabajando para la construcción de nuestro País.