"Tú que tenías la más exclusiva clientela, / en cada golpe dejabas tu sello de autor; /mientras a salvo reías y contabas las pelas / alguien pasaba gritando ¡al ladrón, al ladrón!" cantaba en 1988 Joaquín Sabina, que visitará el BEC en noviembre.

Lunes, 27 de septiembre. Alguien con la mayor impunidad del mundo -aprovechando un recreo- entró en la Secretaría de un viejo instituto bilbaino junto a la ría y se llevó un bolso con documentación, llaves y objetos personales. Insignificante para esa persona; una pequeña catástrofe para mí. Que alguien entre en un despacho como Pedro por su casa y robe a la luz del día, crea una sensación de indefensión, de vulnerabilidad que es aún peor que la pérdida de objetos materiales.

Jamás leerás estas líneas, pero que sepas que te siguen de cerca -amigo calvito de blancas zapatillas- y si alguien encuentra en algún rincón de Bilbao un bolso perdido que llame a la policía por si los hados quieren que sea el mío...