En el País Vasco, el Gobierno y la oposición han cambiado los papeles. Según las promesas de Patxi López en las elecciones, si saliese elegido se encargaría de conseguir las transferencias pendientes del Gobierno central. La única transferencia que ha reclamado, gestionado y que estaba dispuesto a aceptar era el de las políticas activas de empleo. Resulta que dicha transferencia no está en los términos del Estatuto, ni competencial ni cuantitativamente, entre otros, existe una diferencia de 150 a 180 millones de euros, calculado según el Cupo. Es decir, que el Gobierno vasco que tiene que vigilar que no le metan el gol, es la oposición la que se da cuenta que la mercancía que le han vendido, tiene fallos de fábrica.
Volviendo al cambio de papeles, en vez de que el Gobierno vasco haga la reclamación de las 37 transferencias pendientes, es la oposición quien reclama y negocia con el Gobierno central; mientras, Patxi López estará vigilante. Este Gobierno desde el principio, gobierna mirando al tendido, esperando los halagos de la prensa adicta y pelota, y el aplauso de las huestes nacionalistas españolas abertzales.