Zygmund Bauman concluyó que, en estos tiempos líquidos, ya que todo cambia todo es relativo. La política líquida es consecuente y acaba por someter la estrategia al discurso y este al momento: como nada es inmutable, nada tiene más importancia que la utilidad que adquiera en cada momento. No hay principios.

En Euskadi, durante décadas, la construcción nacional se la apropiaron quienes la teorizaban al margen de las instituciones democráticas. La soberanía era útil para apelar a la utopía socialista pero no para respaldar a los que la materializaban en términos de autogobierno. 

Quienes expedían certificados de abertzalismo emergen del callejón sin salida al que condujeron a una generación -o dos- de jóvenes y, en la estrategia de utilidad de su política líquida, la soberanía ya no construye nación. Ahora va de izquierdas, concepto conservador donde los haya para reclamar el monopolio de lo que es progresista y lo que no.

EH Bildu solo volverá a hablar de soberanía nacional vasca cuando deje de medrar más con un discurso de clase que mezcla edadismo -el foco electoral son los jóvenes- subsidio y tramoya pública. Para cada acuerdo recentralizador que ha suscrito hay un eslogan de progreso, aunque todo el soberanismo catalán y gallego le desmienta, se corrija y se alinee en la defensa del autogobierno que lideró el PNV en la Ley de Vvivienda. Una norma con la que España aspira a alcanzar las coberturas públicas de las que ya dispone Euskadi a costa de dirigir las políticas vascas de vivienda.

EH Bildu ya no puede esgrimir la derogación de la normativa laboral regresiva porque en su reforma renunció al marco laboral vasco; ni la de la ley mordaza, que impidió bloqueándola con aspectos ajenos a la norma; ni la salida de la Guardia Civil de las carreteras navarras. De su exitosa política de pactos en Madrid solo queda esa ley estatal de vivienda, denunciada por su socio estratégico -ERC- y de efectos reales aún inocuos en el mejor de los casos. El discurso de EH Bildu es una prestidigitación al revés: cada vez que mueve la varita, le desaparece un conejo.