Somos así, es condición de la especie. Por cálculo de probabilidades, a mayor volumen de humanos, mayor riesgo de garbanzos negros. Parecen brotar ahora en la Diputación de Almería, donde alguien hizo negocio con la compra de mascarillas -un clásico-. Se trata de cargos públicos del PP, pero no creo que haya sigla que se libre de ser utilizada en interés propio por alguno de los que se amparan en ella.

Convie la denuncia con otra sobre desfalcos en la investigación contra el cáncer en el CNIO. Una buena causa y unos responsables a los que no cabría considerar más que implicados en ella. La denuncia de desviación de contratos en los 18 últimos años no parece asociada a las siglas que ocuparon el Ministerio supervisor -PP y PSOE, sucesivamente- sino a la condición de la especie. Convendría recordarlo cuando se criminaliza a los partidos ajenos por las acciones de individuos concretos. En el caso del PP, hoy le amarga su propia medicina. 

Eso no significa que baste con cambiar de opinión de la noche a la mañana. Ahora, Donald Trump dice que sí quiere que se difundan los mensajes de su ex amigo Jeffrey Epstein, el pederasta. Debe de pensar que, con lo que se lleva ya filtrado, nada le puede hacer más daño. O que no hay daño que no pueda revertir contra sus rivales.

La gota que colma

Otro informe de la UCO

Una presunta trama del 2%. La unidad de investigación de la Guardia Civil sigue construyendo su relato de la ‘trama Koldo’ y ha concluido que cobraba un 2% por obra pública adjudicada. Hasta ver si localiza el pastizal, la creatividad que mostró en el juicio contra el fiscal general del Estado aporta deducciones que alimentan un decir sin decir con el que a algunos se les hace la boca agua. El informe será otro examen de credibilidad de sus firmantes y no parece que establezca vínculos con la financiación de partidos pero, a estas alturas, ya ha conseguido que se dé por hecho sin que haga falta acreditarlo.


Tanta convicción conduce al exceso y, según las condiciones ambientales, a la intolerancia. En Gasteiz se juzga por presuntas coacciones a dos decenas de personas cuya convicción les llevó a tratar de coartar el derecho al aborto. La delgada línea entre la libertad de pensamiento y la pretensión de que no exista más pensamiento que el de uno. Esa delgada línea se llama ley y hasta ahora no ha servido para regular situaciones de escrache, sean ante las clínicas abortistas o ante la casa de un político... o en Halloween acosando a una profesora por pura diversión. La humana condición del efecto de rebaño. Resulta más fácil pastorearlo hacia la obstinación o la idiotez que hacia la solidaridad.