El canciller alemán, Friedrich Merz, ha visitado Madrid, lo que nos ha permitido asistir a su propia retracción sobre Israel y a la felicidad de Núñez-Feijóo de verse a su vera. Merz elude identificar como genocidio lo ocurrido en Gaza -arrastra el complejo del holocausto y le incomoda admitir que las víctimas se vuelven verdugos- y se niega a reconocer a Palestina. Esa actitud le separó de Pedro Sánchez y le dio motivo a Feijóo para mostrar su plena sintonía con lo que sea que diga el alemán. La virtud de arrimarse a buen árbol es conocida, pero hacen falta tragaderas para los cocos que suelta esa palmera.